Tierra, Mar y Aire surge de una doble inquietud: por un lado, la intención de democratizar la impresión 3D a gran escala integrándola como un proceso industrial para fabricar luminarias, y por otro, y el más importante, la necesidad de diseñar productos cada vez más sostenibles y contribuir así a la circularidad.
El proyecto tiene un carácter reivindicativo acerca de la necesidad de plantearnos nuestra relación con el planeta, en respuesta a la actual crisis climática. La naturaleza no genera residuos, debemos aprender de ella y dirigirnos hacia una producción cada vez más circular y sostenible.
Su creador, Héctor Serrano, se ha inspirado en tres elementos esenciales de la naturaleza para dar nombre a esta colección: la tierra, el mar y el aire. El volumen y las formas de cada diseño están inspirados en elementos de nuestro planeta, con el ánimo de brindar un tributo a la naturaleza y con el propósito de enfatizar el respeto que debemos tener hacia ella. Aunque cada una de las colecciones son visualmente diferentes por la naturaleza del material, todas ellas comparten tres elementos comunes en cuanto a diseño:
Calma: Formas sencillas, amables y atemporales con las que convivir fácilmente, que permiten apreciar los detalles del material.
Honestidad: Al no existir un proceso de post producción ni incluir elementos adicionales, se enfatiza el estriado, la esencia de la impresión 3D. De esta forma se mantiene un respeto absoluto a la naturaleza de este proceso de producción y se preserva la sostenibilidad.
Versatilidad: la ausencia de moldes permite libertad de formas y volúmenes, consiguiendo así una mayor integración en espacios arquitectónicos.
Los tres modelos están fabricados con impresión 3D a gran escala, lo que facilita la producción local bajo demanda, la reducción de estocajes y transporte, la ausencia de moldes y promueve además la democratización de la artesanía digital, ya que cada pieza tiene unas particularidades que la convierten en única. No se trata de una fabricación en masa, sino que cada pieza requiere su tiempo de producción, de forma que la fabricación digital está concebida, en cierto modo, como artesanía digital.